En estos días en que ha vuelto a hacer noticia el ex campeón mundial de ajedrez Bobby Fischer, con sus excentricidades, el ajedrez vuelve a estar en la noticia. Aburrimiento para la mayoría, fanatismo para sus cultores, lo cierto es que el "noble juego del ajedrez" tiene un simbolismo importante, prácticamente inadvertido por todos.
Originario de la India, aunque ha tenido cambios y adaptaciones, el espíritu del juego sigue siendo el mismo: dos ejércitos que se enfrentan. Las diversas piezas representan las diferentes armas con que contaban los ejércitos antiguos. La tropa ligera, representada por los peones, ocupa la primera línea. La tropa pesada, como los carros de guerra, está representada por las torres. La caballería tiene su simbolismo precisamente en los caballos. Los alfiles al parecer representan los elefantes de combate. Además, la diversidad de piezas representa el concepto de que todos somos diferentes y valiosos en la sociedad, pues aún el más simple peón puede ser el que gane la partida dando jaque mate. Las piezas en sí representan también diferentes tipos de personalidades: personas que avanzan lentamente en la vida, como los peones. Otros que saltan sobre los obstáculos para alcanzar sus metas, como los caballos. Otros sólidos y fuertes, pero poco ágiles, como las torres…
El valor de las piezas y de su posición es otro elemento simbólico. Un jugador puede tener casi todas las piezas y el otro apenas unas pocas, pero igual puede ser el vencedor, porque es más importante la posición de las piezas que su cantidad. En sentido simbólico, esto representa la supremacía del espíritu sobre la materia, de lo sutil sobre lo grosero.
El tablero mismo, con sus sesenta y cuatro casillas, es muy simbólico. Los cuadros negros y blancos representan varias cosas. En primer lugar son un símbolo de los opuestos, y en esto se parecen al yin y al yang. Representan los principios duales presentes en todo : el bien y el mal, la luz y la oscuridad, arriba - abajo, etc. Y también la importancia de la tolerancia hacia los demás. Por añadidura, parece haber una coincidencia entre las sesenta y cuatro casillas del tablero y los sesenta y cuatro hexagramas del Iching, el libro chino del oráculo. También el tablero parece representar un mandala.
La relación entre la voluntad y destino, es otro elemento de gran simbolismo. En cada movimiento el jugador es libre de elegir entre muchas posibilidades; pero cada movimiento generará una serie casi infinita de consecuencias. En la vida, las decisiones que tomamos en cada instante generan asimismo consecuencias. De modo que podemos aprender que hay que tener un plan en la vida, un proyecto de vida y tratar de llevarlo a cabo, pero sin perder de vista las pequeñas acciones. En la partida, a veces el más pequeño movimiento cambio por completo el plan inicial, por ejemplo al crear una nueva amenaza. Debemos ser flexibles entonces, porque en cada instante la vida nos muestra nuevos escenarios. Por otra parte, las piezas enemigas, siempre tratando de darnos jaque mate, representan las fuerzas que a veces se nos oponen en la vida para el logro de nuestros objetivos.
Las reglas tan precisas del juego, nos enseñan también que en la vida todo está sujeto a rigurosas leyes cósmicas que no podemos soslayar ni romper. Pero también aceptando estas leyes podemos triunfar.
Por último, quizás la coronación de los peones representa el simbolismo más magistral. En efecto, el peón ha avanzado trabajosamente para llegar a la última línea, y en ese momento puede convertirse en cualquier pieza (excepto el rey). Esto representa un camino de desarrollo personal, es como el equivalente a la iluminación, o al despertar, a ver la luz. En definitiva, pasar a un nivel superior de "ser" y de conciencia.
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