Maestro de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE)
Autor del libro de enseñanza AJEDRAL
Instructor de Ajedrez de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC)
E-mail : tinojaque@hotmail.com
Es indudable que existe un vínculo natural entre el ejercicio de las matemáticas y
la práctica del llamado juego ciencia. Este vínculo corresponde principalmente a los procesos dialécticos que se generan para el encuentro de las diferentes soluciones a los problemas inherentes en cada caso.
También se contemplan los rasgos ontológicos que inducen
ambas materias, tales como la abstracción, la memoria, la fuerza analítica, la creatividad, la planificación, la estrategia de investigación (métodos de estudio) y la intuición (sentidoheurístico). Hay varias analogías referentes a las cualidades geométricas que desarrollan la práctica continua del Ajedrez y la fuerza de su simbolismo. En una analogía filosófica hinduista referente al tablero o mandala del ajedrez, se establece que “La cualidad geométrica del símbolo expresa el Espíritu, y su extensión puramente cuantitativa, la existencia. Del mismo modo, su inmutabilidad ideal es ‘espíritu’ y su coagulaciónlimitativa
es ’existencia‘ o materia, en la polaridad considerada. Esta última no es la materia prima virgen y generosa, sino la materia secunda, tenebrosa y caótica, raíz del dualismo existencial ...”
Al margen de lo anterior coexisten otras analogías dignas de mencionar para la definición mas clara del vínculo aludido.
En su trabajo “EL TEOREMA DE GÖDEL”, Ernest Nagel y James R. Newman mencionan: “Puede resultar útil, por vía de ejemplo, comparar las metamatemáticas como teoría de la demostración con la teoría del ajedrez. El ajedrez se juega con 32 piezas de una forma determinada sobre un tablero cuadrado que contiene 64 subdivisiones cuadradas, en el que se pueden mover las piezas conforme a unas reglas establecidas. Evidentemente, el juego puede desarrollarse sin atribuir ninguna <<>> a las piezas ni a sus diversas posiciones sobre el tablero, si bien podría introducirse tal interpretación
si así se deseara. Podemos estipular, por ejemplo, que un determinado peón representa a cierto regimiento de un ejército, que un escaque determinado figura ser una cierta región geográfica, etc. Pero semejantes estipulaciones (o interpretaciones) no son habituales, y
ni las piezas, ni los escaques, ni las posiciones de las piezas sobre el tablero significan nada ajeno al juego. En este sentido, las piezas y su configuración sobre el tablero son <
generales cuya demostración requiere solamente de un número finito de configuraciones permisibles sobre el tablero. De este modo puede establecerse el teorema <
La práctica del ajedrez induce a la práctica de las matemáticas y viceversa .La formalidad del ajedrez es presentada lúdicamente conectando lo abstracto con lo concreto (análisis de variantes con la manipulación de piezas atractivas a la vista) mientras que el sentido lúdico de las matemáticas es enterrado por la imagen aparente- mente monótona del formalismo abstracto de su ejercicio. Actualmente se libra una tenaz lucha cultural en el ámbito educativo nacional por cambiar esta imagen e inyectar la disciplina del razonamiento matemático en las nuevas generaciones. El recurso del ajedrez es propicio para la inducción y logro de este urgente y vital propósito.
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