sábado, 4 de agosto de 2007

PAVIMENTO MOSAICO.

En el centro de la Logia se extiende el Pavimento Mosaico, tapiz de cuadros blancos y negros exactamente iguales que los del tablero de ajedrez, cuyos orígenes son también simbólicos y sagrados como el de la mayoría de juegos. El pavimento mosaico es sin duda un símbolo de la manifestación que, efectivamente, está determinada por la lucha y delicado equilibrio que entre sí sostienen las energías positivas, masculinas y centrífugas (yang, luminosas) y las energías negativas, femeninas y centrípetas (yin, oscuras), expresadas también en la alternancia de los ritmos y ciclos de la naturaleza y el Cosmos. Esas mismas energías están representadas por el Sol y la Luna, que en la Logia se encuentran presidiendo el Oriente, a uno y otro lado del Delta luminoso.
Extendido como decimos en el centro del templo, el pavimento mosaico es un tapiz cuadrangular que evoca la forma de cuadrado largo de la Logia y del cuadro de Logia. De hecho reproduce a su escala las dimensiones horizontales de la Logia, y el encuadre que genera determina un espacio sagrado y significativo, una “Tierra Sagrada” como se dice expresamente en las lecturas del Rito Emulación inglés. En ese tapiz están representados una serie de cuadrados alternativamente blancos y negros, exactamente igual que las casillas de ajedrez. Tanto en el pavimento de mosaico como en el tablero de ajedrez, los cuadros blancos y negros simbolizan respectivamente la luz y las tinieblas, el día y la noche, y en general todas las dualidades cósmicas surgidas de la "reflexión" bipolar de la Unidad o Ser universal. Dicha dualidad se encuentra representada también en el conocido símbolo extremo-oriental del yin-yang, cuyas dos mitades inseparables, una clara y otra oscura, se corresponden con la disposición de los cuadrados del pavimento. En este sentido, el color blanco simboliza las energías celestes, activas, masculinas y centrífugas, y el color negro las energías terrestres, pasivas, femeninas y centrípetas. Las primeras se oponen a las segundas, y viceversa, al mismo tiempo que se complementan y conjugan (atraídas como los polos positivo y negativo de un imán), determinando en su perpetua interacción el desarrollo y la propia estructura de la vida cósmica y humana. Esa estructura se genera igualmente por la confluencia de un eje vertical -celeste- y otro horizontal -terrestre- (ejemplificados en el pavimento por las líneas transversales y longitudinales), conformando un tejido o trama cruciforme, un cuadriculado, en fin, que refleja las tensiones y equilibrios a que está sometido el orden de la creación. Asimismo, también puede equipararse la vertical al tiempo y la horizontal al espacio (el primero activo con respecto al segundo, al que moldea permanentemente), es decir, a las dos coordenadas que establecen el "encuadre" que permite la existencia de nuestro mundo y de todas las cosas en él incluidas.
La idea de ese orden está ya implícito en el significado de la palabra 'mosaico', que deriva del griego musèíon, literalmente "templo de las musas (de donde procede también 'museo'), expresión ésta que conviene perfectamente a la Logia masónica, recinto sagrado en donde cada una de sus partes y la totalidad de su conjunto constituyen una síntesis simbólica de la armonía universal. Al igual que el mandala el pavimento de mosaico es, pues, una imagen simbólica representativa de ese orden, en el que el iniciado ha de integrarse plenamente conciliando en su naturaleza las influencias procedentes del Cielo y de la Tierra, lo que le permitirá recuperar finalmente la unidad de su ser.
Mas tratándose de un símbolo iniciático el pavimento mosaico también se presta a una interpretación metafísica, aparte de la propiamente cosmológica. Desde ese punto de vista más elevado el color negro simboliza las "tinieblas superiores", es decir lo no-manifestado, y el color blanco lo manifestado, en tanto que símbolo de la "luz" creadora. A este respecto, R. Guénon señala que el color negro del pavimento mosaico simbolizaría el "Sí Mismo" (lo supra-individual), y el blanco el "yo" (lo individual), que al igual que los dos pájaros de que se habla en las Upánishads de la tradición hindú,, representan lo que en el ser constituye su parte inmortal y su parte mortal, respectivamente.

Ello evoca, además, nos dice Guénon, otro símbolo, el del águila bicéfala negra y blanca que figura en ciertos altos grados masónicos, nuevo ejemplo que, con tantos otros, muestra una vez más que el lenguaje simbólico tiene carácter verdaderamente universal". (Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, cap. XLVII).
F. A.

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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Fabricio Figueroa D. dijo...

Ningun juramento violado este artículo fue publicado en varias revistas hace muchos años.

Anónimo dijo...

no te parece curioso que entre mas aprendes menos sabes?, es decir. Cuando crees que finalmente has encontrado la luz tras haber hecho una buena relacion de temas; resulta que nuevamente te encuentras en el humbral de todo.
Saludos.

Anónimo dijo...

la gran equivocacion del hombre es iniciar una busqueda que no tiene fin, hasta que se da cuenta de que lo que busca es él mismo. solo hay que dar un pequeño paso hacia adentro .
El SENSEI.

Anónimo dijo...

Disculpen la molestia, les quiero hacer una pregunta, el Pavimento Mosaico tiene la misma simbologia en el rito Frances que en el Escoces?